
Otros títulos posibles

Otros títulos posibles / Sol Prado.
“…sobre la subjetividad del-que-habla, el carácter problemático de la autoría, sugiriendo mi posible falta de honradez al intentar construir una imagen de nuestro mundo, el del otro y mío.(…) Me invento a mi misma y soy a la vez inventada por el discurso del otro: aparezco como hija, hermana, amiga, esposa, ex-esposa, niña religiosa, diseñadora textil, artista en la sombra y artesana de la documentación.”
Sol Prado
Sol Prado nos presenta un conjunto de obras que abordan múltiples formatos, profanando su propia memoria, cuestionando política y estéticamente los mandatos heredados y adquiridos. Es un proyecto compuesto por una selección de trabajos realizados en un período de tiempo determinado que hoy dialogan en Espai Colona.
La noción sustancial que atraviesa toda la exposición es la construcción del relato a partir del texto fragmentario por medio del acto de dar entidad a un material descartado.
El archivo es entregado en una especie de ritual profano por familiares y amigos para su indagación artística, estos textos vinculantes deambulan en el denso discurso de la imagen.
Más allá del contenido memorial y nostálgico que lo caracteriza, prevalece el acercamiento a ese otro, que sale del anonimato a contar una historia(s).
Asimismo, se abre el cuestionamiento desde qué política de representación se realiza el abordaje, el conflicto de intentar construir relatos que siempre serán subjetivos, circulando en los márgenes de la perversión del archivo del otro.
Cada una de las piezas expuestas, es un micro-relato gestual con potencial político colectivo (provocador sutil de respuestas ideológicas):
77+13 conversa sobre la soledad como estado elegido, la introspección, la mujer como construcción, el cuerpo como espacio múltiple.
Filman a un niño cuestiona cómo miramos y somos registrados en nuestra infancia, el poder de la cámara y la relación asimétrica entre el que filma y el filmado.
Lo que no estaba destinado a ser visto reconstruye una historia en retrospectiva sobre la independencia sexual y la vergüenza a afirmarlo frente a los lazos íntimos, de los meta-mensajes que confeccionan el discurso, de la angustia como espacio habitable. Mostrar aquello que en el álbum familiar no aparece: el dolor, la soledad, la escasez, el divorcio, las dudas, “los muertos del placard” como diría Noemí Prado…
Además el hecho de utilizar el lenguaje tal cual sale, sin academicismos y sin edición, llevan al espacio expositivo, el lenguaje cotidiano, los arcaísmos, las metáforas bíblicas, el “entrecasa” y la intimidad de esta familia de clase media trabajadora situada en Carapachay, Argentina, y a la vez dividida por un océano.
Es necesario que este proceso no sea entendido como cerrado, sino abierto y latente dentro del cuestionamiento sobre la profanación del material histórico por medio del agujereado, cosido, rayado, etc.
